Esta vez decidí ir a más de 1425 km de mi dulce hogar y perderme en tierras lejanas.Así fue que emprendí el viaje y volé lejos. Me pasó de todo, ví cosas nuevas, conocí personas, vencí miedos .En resumen me divertí como niña, entre muchas cosas, conocí a un hombrecito de aproximadamente 10 años el cual fue mi guía rumbo a una cascada, caminamos 3km hasta llegar a ella y durante el trayecto me enseñó un poco a hablar su dialecto, fue mi traductor cuando escuchaba que otras personas hablaban y yo no entendía, fue de gran ayuda, en verdad fue algo muy emotivo y especial que atesoraré siempre, me contó sobre su vida, le conté sobre la mía nunca había hecho una amistad así tan peculiar . Ese viaje fue memorable de manera única pues fue la primera vez en mi vida que veía una cascada y me hacía mucha ilusión, días posteriores tuve la oportunidad de ver una aún más impresionante la cual, cabe mencionar, me costó al rededor de 3 hrs llegar a ella pero cada resbalón, cada gota de sudor, cada pedazo de lodo en mi ropa valió la pena por ver aquella maravilla que la naturaleza creó. En verdad quedé fascinada con lo que ví. Un verdadero paraíso.
Una noche de esas noches estando lejos, en paz en mi cama escuchando únicamente el ruido de algunos grillos y otros animales, me puse a reflexionar sobre lo que es viajar y pensé mucho sobre ello.En lo personal creo que es algo que te hace más valiente, te cambia la vida y el pensar. Es aventarte un volado, es llevarte un pedacito de lo tuyo, de tu tierra de tu educación y tu vida en la maleta y llegar a un lugar extraño, nuevo y te obligas a confiar en desconocidos, haces amigos por unos días o con suerte perduran por mucho más tiempo, ellos difieren a tu forma de pensar, de vivir y de ser pero tienes algo en común que es compartir ese espacio o esa experiencia, haces tuyo un lugar en el que te alojas por días , aprendes cosas de otros, adoptas costumbres quizá por respetar una cultura o por evitar conflictos, pruebas nuevos sabores , descubres olores,exploras esa tierra, te adentras en su mundo y en su forma de vivir. Al regresar muchas veces es triste pero nos llevamos recuerdos, anécdotas, vistas, colores y lo guardamos en la memoria.
Quisiera tener el tiempo y los recursos suficientes para dar la vuelta al mundo y recorrer cada rincón de esta tierra y aprender mucho, pero ni siquiera teniendo los recursos podría hacerlo ya que una vida entera no me alcanzaría para hacerlo.
Ese lugar especial me lo llevo en el corazón por siempre ...