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No sé si soy yo o de verdad  ya tengo carácter de "señora sentida" a mis veintitantos. Ayer fue uno de esos días en que al final del día pensé: "no debí de haber ido". Las cosas no salieron como lo planeado y finalmente todo colapsó. Normalmente no me dejo llevar por lo que la gente me diga. Si es algo bueno que aporte algo positivo a mi vida lo tomo en cuenta, si es lo contrario no le presto atención.Simple. Ayer no fue así. Por primera vez en mucho tiempo, alguien con sólo  palabras logró hacerme sentir mal, muy mal. De esas veces en las que definitivamente te cae el veinte de que hay palabras que son prohibidas en una amistad, que ni en casos extremos debes decir a alquien que de alguna manera aprecias y se supone, respetas.Quizá mi fragilidad ante esas cosas que para mí son realmente importantes hizo que lo sintiera como un golpe cual dolor desconocía.

 Ahí está tu mugre amistad.









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Cuando la distracción invadió los sentimientos

¿Será que realmente podemos olvidar?...¿Olvidar por completo ? Quizá la distracción pueda invadir los sentimientos, hacernos sentir confort, tranquilidad , paz en ocasiones tan prolongada que te hace olvidar los problemas y viajar a otros mundos de los cuáles habías estado alejado o incluso , no recuerdas haber pisado antes ...¿Es posible un día darte cuenta de que entre tanta distracción, ya no extrañas , ya no anhelas, ya no duele más ?

 Lo que un día te hizo llorar ya no es más que un recuerdo que  ya no provoca dolor... y así entre nueva rutina,  días grises empiezan a cambiar de color, un día se pinta de blanco y otro color sol. Una mañana abres los ojos, te miras al espejo y mientras observas detenidamente te das cuenta y escuchas una vocecilla que te dice que ese rostro de mirada triste, ojeroso, pálido, tiene algo más que ofrecer al mundo. Necesitas cambiar la fachada. Pero,¿Qué falta? oh, una sonrisa, quizá un poco de trabajo rudo de hojalatería y pintura ayudará también, pero falta algo más... si, debe ser, actitud. Una nueva actitud.

Sensación similar a la del final de una larga hibernación.¡Vaya!, ¡tanto tiempo! No es fácil sonreír igual , volver a empezar, pero tampoco tiene gran sentido quedarse ahí.